Desde el Aeroclub, Aopa , Race y otras organizaciones llevamos años batallando para la mejora de nuestra aviación, para que desde la administración se nos respete y se reglamente de forma proporcionada a nuestro tamaño, capacidades económicas y características. Pero de ello hablaremos otro día. Hoy quiero hablar de los amigos, de nosotros, del colectivo de pilotos privados y deportivos. Nuestro sector se sustenta sobre el esfuerzo titánico de un grupo de entusiastas que de forma desinteresada intentan desarrollar y hacer crecer las actividades aeronáuticas a través de aeroclubs, escuelas, centros de vuelo, federaciones deportivas y fundaciones. Y de forma legítimamente interesada pero también con fuertes dosis de entusiasmo y esfuerzo a través de empresas. Pero este esfuerzo de algunos no siempre se ve recompensado con el éxito ni al menos, reconocido por el conjunto del colectivo. A veces las divisiones internas, las peleas y rencillas que nos dividen nos impiden hacer frente común ante la incomprensión de la administración o aún peor nos lleva a adoptar posiciones autodestructivas de lo que tantos esfuerzos a costado construir.
La reciente decisión del presidente de la Federación Aérea Española, de impedir la participación del equipo nacional de acrobacia aérea, que a nadie escapa que es la prueba reina de las competiciones aéreas, en los campeonatos de Europa de este año, se enmarca en lo dicho y en la necesaria reflexión autocrítica de nuestro colectivo.
España tuvo un protagonismo en los inicios de la acrobacia aérea como competición gracias a la aportación de un magnifico piloto Aresti que fue quien sistematizo el sistema de puntuación de las maniobras en el sistema criptográfico que lleva su nombre. Con las adaptaciones a las nuevas maniobras, es el utilizado mundialmente en las competiciones. En 1964 en Bilbao el capitán Castaños se proclama campeón del mundo y el equipo nacional (Castaños, Quintana, Negrón y Ugarte) subcampeón. Desde entonces se ha recorrido un largo camino de esfuerzos y sacrificios. A partir de finales de los 80 los pilotos tenían que comprarse los aviones y pagárselo casi todo. Las ayudas federativas y los sponsors eran escasos comparados con los dispendios. 42 años después el equipo nacional español formado por Castor Fontoba, Juan Velarde, Anselmo Gámez y Juan Socías (tigre) se proclamaban subcampeones de Europa bajo el mando del ya mítico entrenador nacional Vitas Lapenas. Al año siguiente en Burgos conquistan el subcampeonato del mundo con la inclusión en el equipo del veterano Ramón Alonso que se proclama campeón del Mundo. Una hazaña prodigiosa para un país que en aviación general y deportiva no es una potencia mundial. Solo el esfuerzo de unos pocos y su determinación lo hizo posible. Todos recordamos cuando a principios de los 90 el único representante español era Ramon Alonso luego acompañado por Alex Mclean, flamante piloto de la Red Bull Air Race fallecido recientemente, de cómo volaban de maravilla pero no había suerte en los campeonatos. Más de veinte años de duro esfuerzo de entrenamientos extenuantes al mando de Vitas, de ir a todos los campeonatos para al final como justo premio al esfuerzo, la constancia y a la calidad como piloto se pudohacerse con el campeonato del mundo arropado ya por el actual equipo nacional y reconociendo los estamentos internacionales que España entraba a ser una potencia mundial en acrobacia. Entonces en el 2006 y 2007 y ahora.
Señor Manuel Roca presidente de la FAE, déles a, Juan Velarde, Anselmo Gámez Castor Fontoba y Jorge Macías, los cuatro primeros clasificados, por este orden, en el reciente campeonato de España, todos ellos con menos de 10 años de participación en campeonatos internacionales, la oportunidad de llegar a campeones del mundo. No hacerlo es una injusticia para estos abnegados deportistas, una humillación internacional para España y un insulto a la memoria de nuestro inolvidable entrenador Vitas Lapenas.
Entre amigos no nos hagamos daño.
Carles Martí
Presidente de AOPA-SPAIN